Preparar galletas en casa es una labor gratificante, pero como todo se precisa algo de práctica y seguir unos pasos para que todo salga como deseamos.
Acá ofreceremos algunos consejos para que la preparación sea óptima y el producto final quede bien, esperamos que esta pequeña guía ayude con el objetivo.
Es ideal usar mantequilla a temperatura ambiente, de esta forma se mezclará mejor con los ingredientes secos, como el azúcar y la harina, y nos ayudará a mantener la forma de la galletas cuando las horneemos.
La manera más rápida para obtener mantequilla con la textura adecuada es cortarla en trozos grandes y rayarla.
También se deben usar huevos a temperatura ambiente, eso hará que las claras y las yemas se mezclen más uniformemente en la masa.
Conseguir huevos a temperatura ambiente es fácil, sólo hay que colocarlos en un tazón de agua tibia durante 5 minutos.
Batir bien la mantequilla y el azúcar, hasta que formen una crema suave.
De esta forma los cristales de azúcar ayudarán a airear la mantequilla mediante la creación de burbujas de aire.
Si los batimos durante unos diez minutos conseguiremos unas galletas esponjosas cuando las horneemos.
Es aconsejable reducir la cantidad de harina para conseguir unas galletas más tiernas, pues un exceso de harina hace que las galletas resultantes sean duras como piedras.
Por eso se recomienda rasar la cantidad de harina con un cuchillo si la medimos a cucharadas o retirar una pequeña cantidad si la medimos en gramos.
Enfriar la masa antes de hornearla, dejar la masa en la nevera como mínimo media hora antes de cocer las galletas hace que, aparte de sea más fácil manejar la masa, se realce el sabor de la mantequilla, ya que los ingredientes han tenido tiempo para integrarse adecuadamente.
Colocar un poco de sal marina gruesa sobre las galletas de chocolate, así se realzará el sabor del cacao y hará que el resultado final sea totalmente irresistible al paladar.
Enharinar los cortadores antes de cortar las galletas, de esta manera la masa se afloja fácilmente de él cuando la coloquemos en la bandeja de horno. Por la misma razón es también aconsejable enharinar el rodillo.
Bajar la temperatura del horno los últimos minutos de cocción, esto evitará que el exterior de la galleta quede demasiado crujiente antes de que el interior termine de hornearse.
Sacar las galletas de horno cuando aún están blanditas, las galletas se queman fácil y muchas veces no nos parece que están "hechas" cuando en realidad están perfectas.
Las galletas gruesas están hechas cuando se deja una pequeña huella en estas, cuando se presiona su superficie, mientras que las más delgadas o crujientes están hechas cuando están firmes al tacto y tienen los bordes ligeramente dorados.
Dejar enfriar las galletas completamente antes de conservarlas, de lo contrario la condensación se acumula, las galletas quedarán empapadas y no serán crujientes.
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